domingo, 7 de julio de 2013

EVIDENCIAS

Tras la muerte de Cristo, el temor por lo que él había anunciado, invadía tormentosamente a las autoridades judías de la época, Jesús, antes de escribir su epitafio, pronosticó que vencería a la muerte de una buena vez, resucitando a escasos días, posteriores a su crucifixión.

Llegado el tercer día, un estruendo inusitado llenó de pavor a los centinelas que custodiaban el sepulcro que guardaba los restos de aquel que fue crucificado; el informe de lo ocurrido, permitió que el susto acuñado en el corazón de los que condenaron al mesías, diseñaran un plan caracterizado por la mentira y el absurdo, la idea era, que los custodios divulgaran el rumor de que los discípulos de Jesús, habrían hurtado el cadáver para justificar lo que ya el hijo de Dios habría profetizado, este rumor se esparció por toda Judea; pero estos no pensaron jamás, que un cojo y un mentiroso no llegan lejos; lo que aconteció en aquella tumba fría, permitió entonces que los que seguían a Cristo, hablaran a todo mundo, judíos y no judíos (gentiles), de ese gran suceso que cambio la dirección de la historia humana, aún a costa de sus propias vidas, unos fueron decapitados, crucificados, apedreados, encarcelados y desterrados; convirtiéndose esto en una poderosa evidencia de que realmente Cristo abandonó por su propia cuenta aquel lugar de muerte, en ninguna cabeza cabe, que mas de un centenar de personas se arriesguen a perder sus vidas y las de su familia, por sostener una mentira.

Las autoridades en cuestión, por su parte, habrían hecho hasta lo imposible por mostrar al mundo aquel cuerpo inerte, molido por los latigazos y estocadas mortales, habrían desmontado de manera definitiva y contundente, la advertencia de Jesús, cuando dijo que él era la resurrección y la vida, los estudiosos de la ley de Moisés, nunca pudieron sustentar el desafortunado rumor de que el cuerpo habría sido robado, y tampoco no han podido mostrar, aún después de más de dos mil años, los restos mortales de aquel que tiene poder sobre la muerte; consideramos pues, que estas son evidencias irrefutables y fuera de toda discusión.

Una evidencia más que quisiera mencionar en este articulo, es que Jesús, luego de haber resucitado, permaneció, por 40 días apareciendo en carne y huesos a cientos de personas al mismo tiempo, siendo estos testigos de primera mano, de que efectivamente era un cuerpo vivo.

Hasta el día de hoy, y con todos los avances que ha tenido la ciencia; no se han encontrado ni vestigios del cuerpo de Jesús, los más férreos enemigos de la fe Cristiana, no han tenido la capacidad, aún con toda la fortuna invertida, y además de toda una comunidad de científicos experimentados en la materia, pero además también, de historiadores, que mientras más profundizan, mas se acercan, sin querer, a la verdad.


Hasta el próximo comentario.

Obed Pichardo.


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